Incapacidad Permanente por Leucemia

Afrontar un diagnóstico de leucemia supone un desafío inmenso, no solo en el plano personal y de salud, sino también en el ámbito laboral. Cuando la enfermedad, sus tratamientos o las secuelas impiden desarrollar una actividad profesional con normalidad, el sistema de la Seguridad Social prevé una protección económica a través de la pensión por incapacidad permanente.

A continuación, se detallan los aspectos fundamentales para solicitar y obtener este reconocimiento.

Incapacidad Permanente por Leucemia
Incapacidad Permanente por Leucemia

¿En qué situaciones se puede conseguir la incapacidad permanente?

El diagnóstico de leucemia no implica un reconocimiento automático de la incapacidad. La viabilidad de la solicitud depende de cómo la patología y sus consecuencias afecten de manera efectiva a tu capacidad laboral. Los escenarios más comunes en los que se reconoce una pensión son:

  • Enfermedad en fase activa: Cuando te encuentras en pleno tratamiento (quimioterapia, radioterapia, trasplante de médula ósea, etc.), ya que estos procesos suelen ser incompatibles con el desempeño de una actividad laboral.
  • Recaídas o recidivas: La reaparición de la enfermedad tras un periodo de remisión es un factor determinante que evidencia la gravedad y cronicidad del cuadro clínico.
  • Efectos secundarios severos: Los tratamientos oncológicos pueden generar efectos adversos graves y persistentes (astenia intensa, neuropatías, inmunosupresión, etc.) que limitan de forma significativa la funcionalidad.
  • Secuelas permanentes: Una vez finalizado el tratamiento, pueden persistir secuelas importantes (dolor crónico, fatiga, limitaciones funcionales, trastornos anímicos) que anulan o merman la capacidad para trabajar.

Grados de Incapacidad Permanente por Leucemia

Según el impacto de la enfermedad en tu capacidad laboral, se pueden reconocer principalmente dos grados de incapacidad, conforme al Artículo 194 del Texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social:

  1. Incapacidad Permanente Total (IPT): Se concede cuando las secuelas de la leucemia o su tratamiento te inhabilitan para realizar las tareas fundamentales de tu profesión habitual, pero te permiten dedicarte a otra actividad laboral distinta que sea compatible con tu estado de salud.
  2. Incapacidad Permanente Absoluta (IPA): Se reconoce cuando la enfermedad y sus consecuencias te inhabilitan por completo para ejercer cualquier tipo de profesión u oficio con un mínimo de rendimiento, eficacia y profesionalidad.

La jurisprudencia ha respaldado en numerosas ocasiones el reconocimiento de la incapacidad absoluta en casos de leucemia con tratamientos agresivos y secuelas importantes, como se refleja en la Sentencia 6350/2017 del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

La documentación médica: Pilar fundamental de la solicitud

La base de cualquier solicitud de incapacidad permanente es un expediente médico sólido y completo. Es crucial aportar informes detallados que acrediten de forma objetiva la situación clínica. La documentación indispensable incluye:

  • Informes del hematólogo: Deben reflejar el diagnóstico, la evolución de la enfermedad, el historial de tratamientos y la respuesta a los mismos.
  • Informes de otros especialistas: Si existen secuelas (neurológicas, traumatológicas, psicológicas, etc.), es vital contar con informes que las describan y valoren su alcance.
  • Pruebas diagnósticas: Analíticas, biopsias, citometrías y cualquier otra prueba que objetive el estado de la enfermedad.
  • Historial de tratamientos: Un registro completo de los ciclos de quimioterapia, sesiones de radioterapia, medicación inmunosupresora y otros procedimientos recibidos.

¿Qué hacer si el INSS deniega la solicitud?

Es frecuente que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) deniegue la solicitud en una primera instancia. No debes conformarte con esta decisión. La vía administrativa es solo el primer paso.

Si consideras que tu estado de salud te impide trabajar, es fundamental recurrir la resolución por la vía judicial. La experiencia demuestra que, con una defensa jurídica sólida y los informes médicos adecuados, las posibilidades de obtener el reconocimiento de la pensión en los tribunales son muy elevadas.

Si te encuentras en esta situación, es crucial contar con el asesoramiento de un profesional especializado que pueda orientarte y defender tus derechos eficazmente

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