Incapacidad Permanente por Parkinson

La enfermedad de Parkinson es una condición neurológica crónica y progresiva que afecta al sistema nervioso central, causando problemas de movimiento, equilibrio y coordinación. Esta patología, caracterizada por la pérdida de neuronas productoras de dopamina, puede llegar a ser severamente incapacitante, impactando enormemente en la calidad de vida de quienes la padecen.

Para aquellos diagnosticados con Parkinson, comprender las posibilidades de obtener una pensión de incapacidad permanente es crucial. Este beneficio puede proporcionar una importante red de seguridad financiera y acceso a recursos de apoyo vital. En este exhaustivo artículo, exploraremos a fondo los criterios, procesos y consideraciones legales relacionados con la incapacidad permanente derivada de la enfermedad de Parkinson.

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas productoras de dopamina en una región específica del cerebro conocida como sustancia negra. Esta deficiencia de dopamina conlleva a alteraciones en el control del movimiento, dando lugar a los síntomas motores típicos de la enfermedad, como el temblor en reposo, la rigidez muscular y la lentitud de los movimientos.

Además de los síntomas motores, la enfermedad de Parkinson también puede afectar a otras funciones del sistema nervioso, provocando una amplia gama de síntomas no relacionados con el movimiento, como trastornos del sueño, depresión, problemas cognitivos y alteraciones sensoriales.

La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente después del Alzheimer, y suele afectar principalmente a personas mayores de 65 años. Sin embargo, también puede aparecer en personas más jóvenes, en cuyo caso se denomina “enfermedad de Parkinson de inicio temprano”.

Incapacidad permanente por Parkinson
Incapacidad permanente por Parkinson

Estadios de progresión de la enfermedad de Parkinson

La evolución de la enfermedad de Parkinson se suele clasificar en cinco estadios, siguiendo la escala de Hoehn y Yahr:

  1. Estadio 1: Síntomas leves que afectan solo a un lado del cuerpo.
  2. Estadio 2: Síntomas bilaterales, sin trastorno del equilibrio.
  3. Estadio 3: Inestabilidad postural, síntomas notables, pero el paciente aún es físicamente independiente.
  4. Estadio 4: Incapacidad grave, aunque el paciente aún puede andar o estar de pie sin ayuda.
  5. Estadio 5: Necesidad de ayuda constante para todas las actividades, confinamiento en silla de ruedas o cama.

Es importante destacar que no todos los pacientes con Parkinson progresan hasta los últimos estadios. De hecho, solo alrededor del 15% de los afectados llega a padecer un grado de deterioro motor tan grave que requiera ayuda constante para realizar cualquier actividad, lo que podría dar lugar a una Gran Invalidez o Gran Dependencia.

Síntomas del Parkinson

Los síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden variar entre los pacientes y no siguen necesariamente un patrón predecible. Los primeros signos suelen ser leves y pueden pasar desapercibidos inicialmente. A menudo, los síntomas comienzan en un lado del cuerpo y continúan empeorando en ese lado, antes de extenderse a ambos lados.

Los principales síntomas motores de la enfermedad de Parkinson incluyen:

  • Temblor en reposo
  • Rigidez muscular
  • Bradicinesia (lentitud de movimientos voluntarios y automáticos)
  • Falta de expresión facial
  • Torpeza manipulativa
  • Alteración de la postura y el equilibrio
  • Escritura lenta y pequeña (micrografía)

Además de estos síntomas motores, la enfermedad de Parkinson también puede causar una amplia gama de síntomas no relacionados con el movimiento, como:

  • Dolores musculares o articulares
  • Fatiga y cansancio crónico
  • Incontinencia urinaria
  • Trastornos depresivos y aislamiento social
  • Sudoración excesiva
  • Trastornos del sueño
  • Problemas de deglución
  • Alteraciones cognitivas y demencia

Es importante destacar que la depresión es uno de los trastornos psicológicos más frecuentes en pacientes con Parkinson, afectando hasta a un 40% de los casos.

Incapacidad permanente por Parkinson

La enfermedad de Parkinson, al ser una condición crónica e irreversible, puede llegar a ser altamente incapacitante, especialmente en sus estadios más avanzados. Esto significa que los pacientes con Parkinson podrían ser elegibles para obtener una pensión de incapacidad permanente.

Criterios para Incapacidad Permanente por Parkinson

La concesión de una incapacidad permanente por Parkinson depende de la evaluación realizada por el Tribunal Médico del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Este organismo se basa principalmente en el estadio de la enfermedad, determinado según la escala de Hoehn y Yahr, y en el grado en que las secuelas de la enfermedad incapacitan al paciente para realizar su profesión habitual o cualquier otra actividad laboral.

Incapacidad Permanente Total

Se puede obtener una incapacidad permanente total cuando el paciente se encuentra en el estadio 2 de la escala de Hoehn y Yahr. En este caso, la profesión que se esté desempeñando en ese momento suele ser irrelevante.

Incapacidad Permanente Absoluta

Para conseguir una incapacidad permanente absoluta, el paciente debe acreditar que se encuentra en el estadio 3 de la escala de Hoehn y Yahr. En algunos casos, también se puede admitir el estadio 2.5 si existen otras dolencias asociadas.

Gran Invalidez

La gran invalidez se puede obtener cuando el paciente ha alcanzado o superado el estadio 4 de la escala de Hoehn y Yahr. En este estadio, el paciente se encuentra postrado en silla de ruedas o en cama, lo que le impide desarrollar las actividades más básicas de la vida diaria y requiere la ayuda constante de una tercera persona.

Grados de Discapacidad por Parkinson

Además de la incapacidad laboral, los pacientes con Parkinson también pueden solicitar el reconocimiento de un grado de discapacidad. Este se determina en función de cómo se ven afectadas las capacidades motoras y sensoriales, de acuerdo con los criterios establecidos en el capítulo 3 del Real Decreto 1971/1999.

  • Discapacidad por alteración de la bipedestación y la marcha: del 1% al 65%.
  • Discapacidad por alteración de una extremidad superior: del 1% al 49%.
  • Discapacidad por alteración de las dos extremidades superiores: del 1% al 75%.

En general, los pacientes con Parkinson suelen obtener un grado de discapacidad moderado (del 33% al 65%) en función de la gravedad de sus síntomas.

Solicitud de Incapacidad Permanente y Grado de Discapacidad

Si padeces Parkinson y crees que tus síntomas te incapacitan para desarrollar tu trabajo habitual o cualquier otra actividad laboral, es importante que solicites una evaluación de incapacidad permanente ante el INSS.

Asimismo, puedes solicitar el reconocimiento de un grado de discapacidad, que te permitirá acceder a diversos beneficios y apoyos. Es recomendable contar con el asesoramiento de abogados expertos en incapacidad laboral y discapacidad, quienes podrán guiarte en todo el proceso y asegurarse de que se presenten todos los documentos y pruebas médicas necesarias.

Compatibilidad de la Incapacidad Permanente con el trabajo

Una vez concedida la incapacidad permanente, ya sea total, absoluta o gran invalidez, los pacientes con Parkinson pueden tener la posibilidad de compatibilizar su pensión con un nuevo empleo, siempre y cuando este esté especialmente adaptado a sus capacidades y limitaciones.

En el caso de la incapacidad permanente total, el paciente puede desarrollar un trabajo diferente al que realizaba antes de la concesión de la incapacidad. Para la incapacidad permanente absoluta o gran invalidez, la compatibilidad laboral se limita a los centros especiales de empleo que cuenten con las adaptaciones necesarias.

Es importante seguir los trámites adecuados ante la Administración para poder compatibilizar la pensión por incapacidad con un nuevo empleo, evitando así cualquier tipo de sanción o pérdida del beneficio.

Conclusión

La enfermedad de Parkinson, con su carácter crónico y progresivo, puede llegar a ser altamente incapacitante, especialmente en sus estadios más avanzados. En estos casos, los pacientes pueden tener derecho a una pensión de incapacidad permanente, ya sea en grado de total, absoluta o gran invalidez.

Es fundamental que los pacientes con Parkinson conozcan sus derechos y se asesoren adecuadamente para poder acceder a estos beneficios. Además, cuentan con protección legal contra cualquier tipo de discriminación laboral y pueden compatibilizar su pensión con un empleo adaptado a sus capacidades.

Con un enfoque integral que combine el tratamiento médico, la rehabilitación y el apoyo legal, los pacientes con Parkinson pueden mejorar su calidad de vida y mantener su autonomía e independencia en la medida de lo posible.

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