Incapacidad permanente por depresión – ¡Requisitos para conseguirla!

La incapacidad permanente por depresión es un tema relevante y complejo en el ámbito del derecho laboral. Esta condición mental, considerada como el trastorno más común en el mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede incapacitar a una persona para trabajar de forma adecuada.

En este artículo, exploraremos en detalle cómo conseguir una incapacidad permanente por depresión, los requisitos necesarios, la gravedad de la enfermedad y otros aspectos importantes relacionados con este tema.

Incapacidad permanente por depresión
Incapacidad permanente por depresión

Requisitos para acceder a una incapacidad permanente por depresión

La depresión es un trastorno que afecta el estado de ánimo de las personas, provocando una sensación constante de tristeza y alteraciones en el comportamiento. Estos síntomas pueden interferir significativamente en la capacidad laboral de una persona. Para obtener una incapacidad permanente por depresión, es fundamental que la enfermedad sea crónica y grave. Además, es necesario evaluar la existencia de otras dolencias o trastornos que puedan influir en el grado de incapacidad permanente que se puede conseguir.

Es importante tener en cuenta que, para que se conceda una incapacidad permanente en España, se deben cumplir dos requisitos: tener un periodo mínimo de cotización y padecer una enfermedad o reducciones anatómicas o funcionales graves definitivas que disminuyan o anulen la capacidad laboral. Es decir, no basta con padecer la enfermedad de la depresión, sino que se debe demostrar cómo esta afecta a la capacidad de trabajar de la persona en función de su intensidad y gravedad.

La profesión habitual del trabajador también juega un papel crucial en la concesión de una incapacidad permanente. Las mismas lesiones y secuelas pueden ser consideradas como una invalidez permanente en función de las actividades o tareas que requiera la profesión del presunto incapaz. Por ejemplo, en profesiones que exijan una concentración elevada y disponibilidad física, las limitaciones laborales pueden perjudicar a terceras personas ajenas a la relación laboral.

Gravedad de la depresión para que sea motivo de incapacidad permanente

La gravedad de la depresión es un factor determinante para que sea considerada como motivo de incapacidad permanente. En general, se requiere que la depresión sea crónica y considerada como una depresión mayor. Es poco probable que se conceda una incapacidad permanente por depresión leve o moderada, a menos que existan otras patologías invalidantes.

Además, es importante que se haya agotado el tratamiento terapéutico. Esto no significa que el paciente no pueda estar tomando medicación, sino que los tratamientos ya no tienen como objetivo la curación, sino más bien aliviar los síntomas. En otras palabras, se considera complicado que haya una mejoría o curación a medio y largo plazo.

Por último, es importante señalar que la depresión puede motivar una incapacidad permanente total o incluso absoluta. En casos graves, como cuando la enfermedad se diagnostica como “depresión mayor, cronificada y renuente al tratamiento” o se asocia a trastornos de personalidad o psicóticos que agraven el pronóstico, se otorgará el grado de incapacidad permanente absoluta.

Grados de incapacidad permanente

Existen diferentes grados de incapacidad permanente que se pueden obtener en función de la gravedad de la enfermedad y las limitaciones laborales que esta provoque. Los grados de incapacidad permanente son los siguientes:

  • Incapacidad permanente parcial: Se reconoce cuando las lesiones o secuelas provocan una disminución no inferior al 33% en la capacidad laboral del trabajador. En este caso, se tiene derecho a una indemnización en forma de capital.
  • Incapacidad permanente total: Se concede cuando las lesiones o secuelas impiden al trabajador realizar todas o las fundamentales tareas de su profesión habitual, pero puede dedicarse a otra profesión distinta. En este caso, se tiene derecho a una pensión mensual.
  • Incapacidad permanente absoluta: Se otorga cuando las lesiones o secuelas impiden al trabajador realizar cualquier tipo de trabajo. En este caso, se tiene derecho a una pensión mensual y a ayudas asistenciales.
  • Gran invalidez: Se concede cuando el trabajador, además de tener una incapacidad permanente absoluta, necesita la asistencia de otra persona para realizar las actividades básicas de la vida diaria. En este caso, se tiene derecho a una pensión mensual y a un complemento por necesidad de asistencia de otra persona.

Grados de incapacidad permanente

Valoración de los informes médicos y periciales

En el proceso de solicitud de incapacidad permanente, los informes médicos y periciales desempeñan un papel fundamental. Estos informes deben acreditar la enfermedad, la sintomatología y las secuelas incapacitantes que padece el trabajador. Tanto los informes médicos públicos como los privados pueden ser válidos para este propósito, aunque los informes de la sanidad pública suelen tener una mayor presunción de veracidad.

Es importante destacar que, en caso de informes contradictorios sobre la capacidad laboral de la persona trabajadora, el juez valorará cuál considera que tiene una mayor credibilidad y refleja mejor la situación médica del trabajador. En general, los informes emitidos por el Equipo de Evaluación Médica del INSS suelen tener un peso importante en el proceso judicial.

En cuanto a los informes periciales, emitidos por médicos privados, pueden ser útiles para relacionar todos los informes existentes y ponerlos en relación con la profesión de la persona trabajadora. Sin embargo, la jurisprudencia establece que los informes periciales no tienen un valor superior ni inferior a otros informes y su apreciación está sujeta a las reglas de la sana crítica.

Solicitud de la incapacidad permanente por depresión

Una vez que se reúnan todos los informes médicos necesarios, es posible proceder a la solicitud de la incapacidad permanente. En esta sección, exploraremos los grados de incapacidad permanente y cómo se determina la pensión que se cobrará en caso de que se conceda la incapacidad por depresión.

Sentencias

La jurisprudencia ha establecido que las depresiones endógenas y las secundarias a procesos incurables con una evolución de más de un año y medio a dos años pueden considerarse crónicas, incluso si se favorecen con tratamientos y circunstancias de naturaleza transitoria. Del mismo modo, las depresiones exógenas con un curso largo de evolución, a partir de los cinco años, también pueden considerarse crónicas.

A continuación os mostramos algunas sentencias:

LA SENTENCIA

Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Sala de lo Social, Sentencia 6464/2023 de 14 Nov. 2023

EL CASO

El demandante, de profesión habitual Agente de viajes, padece las siguientes lesiones: trastorno depresivo mayor recidivante grave, sin síntomas psicóticos, con evolución tórpida”.

EL RAZONAMIENTO DE LA SENTENCIA

Esta Sala, en sentencia de fecha 11 de marzo de 2016, sentencia 1686/2016, sienta el criterio de que en caso cuadros crónicos, persistentes, y graves o severos se es tributario de la declaración de incapacidad permanente Absoluta”. En concreto, se declara en dicha sentencia: “En efecto, esta Sala ha declarado que entiende tributarios de una Incapacidad permanente absoluta aquellos cuadros crónicos, persistentes, y graves o severos” (…), calificándose por ejemplo como:

- Incapacidad permanente absoluta: 

  • Depresión mayor severa
  • Depresión mayor recidivante grave sin síntomas psicóticos, evolución tórpida
  • Trastorno Depresivo Mayor Cronificado, de más de tres años de Evolución
  • Trastorno depresivo mayor grave
  • Trastorno Depresivo Mayor Cronificado, de más de tres años de evolución concurrente con Fibromialgia con afectación a toda la musculatura
  • Proceso de deterioro cognitivo y trastorno depresivo – ansioso por estrés post-traumático.

La Sala, por otro lado, ha considerado como:

– No incapacitante: 

  • Depresión mayor recurrente dentro de una distimia, trastorno histriónico y pasivo-depresivo de la personalidad, trastorno disociativo- agorafobia con tratamiento neuropsiquiátrico con mal pronóstico
  • Trastorno depresivo moderado con somatizaciones
  • Distimia en grado moderado de tres años de evolución con sintomatología de mediana intensidad.
  • Síndrome depresivo ansioso, depresión mayor recurrente, episodios de ansiedad, ambas de carácter moderado, en tratamiento
  • Trastorno depresivo mayor y trastorno de la personalidad en tratamiento.  (se considera en Incapacidad Permanente Temporal por otras dolencias descartando la IP absoluta por la patología psiquiátrica).

Reproduciendo lo manifestado en sus pronunciamientos de 9 de febrero de 2006 y 23 de noviembre de 2009 define la sentencia de la Sala de 25 de julio de 2012 el transtorno bipolar como “un trastorno depresivo de larga evolución, en el que los episodios depresivos se ven interferidos por la aparición de otros episodios caracterizados por un estado de ánimo elevado (euforia excesiva), expansivo (hiperactividad anómala) o irritable” y en el que “las fases de exaltación, alegría desenfrenada o irritabilidad alternan con otros episodios en que la persona está con depresiones intensas, con bajo estado de ánimo, incapacidad para disfrutar, falta de energía, ideas negativas y, en casos graves, ideas de suicidio“; distingue entre el del tipo I (“en el que se alternan episodios depresivos graves con episodios maníacos graves”) y el del tipo II (“en el que los episodios depresivos se alternan con otros de hipomanía…“). “Gravedad que, unida a su cronicidad, condiciona – en los términos expuestos- el laboral desarrollo de una actividad laboral remunerada. No apreciándose, en este sentido, una mejora de su situación clínica respecto a la considerada al reconocérsele el grado de invalidez cuya revisión por mejoría se pretende…“.

LA RESOLUCIÓN

“Las dolencias psíquicas del recurrente, consistentes en un trastorno depresivo mayor recidivante grave, permiten declarar, siguiendo la doctrina antes señalada, que no puede realizar ninguna profesión u oficio por liviana que sea. Y como no está capacitado para realizar ningún tipo de trabajo en las adecuadas condiciones de esfuerzo, rendimiento y eficacia habitualmente exigibles al resto de trabajadores/as, únicamente puede concluirse que debe serle reconocida la situación de incapacidad permanente absoluta que solicita en su recurso, por lo que procede su estimación, la revocación de la sentencia y la estimación de la demanda.”

LA SENTENCIA

Tribunal Superior de Justicia de Galicia, Sala de lo Social, Sentencia 646/2024 de 5 Feb. 2024.

EL CASO

El demandante, profesión habitual, vendedor de kiosco, diagnosticado por el EVI con cuadro clínico residual: “Esquizofrenia. Descompensación psicótica”. Asimismo, se reflejan como limitaciones orgánicas y funcionales: “Limitado para tareas de atención y relaciones interpersonales“.

EL RAZONAMIENTO DE LA SENTENCIA

En definitiva, sea cual fuere la enfermedad mental padecida, para alcanzar el grado incapacitante absoluto se exige la necesidad de invocar los requerimientos psíquicos básicos exigibles mínimos para el desempeño de cualquier trabajo, que permitan realizarlo con plena responsabilidad, rendimiento y eficacia y sin riesgo para sí mismo o para terceras personas, en suma, con un dominio del entorno laboral que está ausente en la persona trabajadora con enfermedades mentales de la suficiente gravedad como para afectar a sus capacidades intelectivas y volitivas, tal y como sucede en este caso concreto”.

LA RESOLUCIÓN

De este modo, la dolencia que padece el actor supone su apartamiento absoluto del mundo laboral, y al haberlo declarado de manera diversa el juzgador de instancia, su resolución es merecedora del reproche jurídico que en el recurso se le dirige, por lo que procede, previa estimación de éste, dictar un pronunciamiento revocatorio del recurrido. En consecuencia, FALLAMOS estimando el recurso de Suplicación”.

LA SENTENCIA

Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, Sala de lo Social, Sentencia 186/2022 de 15 Mar. 2022.

EL CASO

La demandante, de profesión habitual la de teleoperadora, presenta un cuadro clínico de cuadro de angustia/agorafobia con cuadro limitante para relaciones interpersonales. Cuadro principal “Agorafobia con trastorno de pánico”.

EL RAZONAMIENTO DE LA SENTENCIA

Se reconoce, en cambio, el grado de incapacidad postulada con carácter subsidiario, la total, atendiendo a los requerimientos de las profesiones específicas. Por ejemplo, cuando la profesión habitual es la de conductor, ya que, es evidente que sea cual sea el tipo y entidad de transporte que llevaba a cabo, fuese o no de mercancías peligrosas, el cuadro de ansiedad que padecía, y sobre todo el tratamiento farmacológico recibido, que implicaba somnolencia y en algunos casos pérdida de consciencia, es obvio que su profesión habitual de conductor en modo alguno puede ser realizada, pues de llevarlo a cabo implicaría un gravísimo riesgo para sí mismo y para los demás, toda vez que se trata de una labor especialmente peligrosa, para lo que se requiere un grado de concentración exigente.

Si el tratamiento farmacológico afecta a la concentración y a los reflejos presentando agorafobia y síntomas de angustia, no se puede realizar actividades de riesgo, que son inherentes a la profesión habitual de albañil porque se realiza el trabajo en alturas.

Con agorafobia, y trastorno compulsivo de la personalidad se reconoce la incapacidad total para la profesión habitual de auxiliar de control. Justifica la agorafobia, además de otras importantes dolencias psíquicas, una incapacidad  para la profesión habitual de ayudante de quirófano, que exige tener un estado mental satisfactorio, pero sin que lleguen a ser de suficiente gravedad para reconocer la incapacidad absoluta.

La agorafobia de intensidad severa, trastorno por abuso de alcohol y sustancias ansiolíticas, en remisión parcial y trastorno distímico, impiden el correcto desempeño de las tareas propias de su profesión habitual de administrativa cuyos requerimientos ergonómicos no podrá seguir cumpliendo en adecuadas condiciones de productividad y eficacia”.

LA RESOLUCIÓN

En nuestro caso (…) “la actora mantiene una conducta de evitación, ánimo disfórico, no tiene ganas de hablar, incompatible con una profesión como la de teleoperadora, en la que se exige constante relación interpersonal y conversación permanente, por lo que la consecuencia ha de ser el reconocimiento de la incapacidad permanente total, como ha entendido la sentencia de instancia”.

¿En el caso de tener una Sentencia favorable, cuánto cobraré de pensión?

El monto de la pensión que se cobrará en caso de obtener una incapacidad permanente depende de varios factores, como la base reguladora, el grado de incapacidad y el tiempo de cotización. La base reguladora es el promedio de las bases por las que se ha cotizado durante un determinado periodo de tiempo.

En general, se calcula aplicando un porcentaje a la base reguladora, que varía en función del grado de incapacidad. Por ejemplo, para la incapacidad permanente total, el porcentaje aplicado suele ser del 55%. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos porcentajes pueden variar según la legislación vigente en cada momento.

En el caso de que la incapacidad permanente se deba a un accidente de trabajo o a una enfermedad profesional, el cálculo de la pensión puede ser diferente.

Prestación por la incapacidad permanente. ¿Cuánto se cobra?

Conclusiones

La incapacidad permanente por depresión es un tema complejo y delicado en el ámbito del derecho laboral. Para conseguir una incapacidad permanente por depresión, es necesario que la enfermedad sea crónica y grave, y que se haya agotado el tratamiento terapéutico. Además, es fundamental contar con informes médicos y periciales que acrediten la enfermedad y las limitaciones laborales que esta provoca.

La solicitud de la incapacidad permanente se realiza en función de los grados de incapacidad, que varían según la gravedad de la enfermedad y las limitaciones laborales. El monto de la pensión que se cobrará en caso de obtener una incapacidad permanente depende de la base reguladora, el grado de incapacidad y el tiempo de cotización.

En cualquier caso, es importante contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho laboral para garantizar que se cumplan todos los requisitos y se obtenga la pensión correspondiente. La depresión es una enfermedad seria que puede afectar significativamente la calidad de vida de una persona, por lo que es fundamental contar con el apoyo adecuado durante todo el proceso.

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